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El vendaje neuromuscular o kinesiotaping consiste en cintas de algodón con un adhesivo acrílico que se utilizan con la intención de tratar lesiones y otros trastornos físicos. Su inventor, el Dr. Kenzo Kase, médico quiropráctico de nacionalidad japonesa desarrolló las primeras cintas de kinesio. Buscaba conseguir un método natural para la recuperación de los tejidos, músculos, ligamentos y tendones dañados. Nace por tanto en los 70 como complemento a tratamientos convencionales, llegando inicialmente a personas deportistas, pero para quedarse de manera definitiva entre nosotros y con aplicaciones a cualquier persona independientemente de su actividad y edad. En los JJ.OO. de Pekín 2008 y los de Londres 2012, los atletas ya usaban estos vendajes.

El Kinesiotape está fabricado en algodón y está libre de látex. La parte posterior, está recubierta por un adhesivo acrílico hipoalergénico, con ondas minúsculas que evitan la sudoración y favorecen la transpiración, asemejándose a la elasticidad de la piel. El vendaje es elástico sólamente en dirección longitudinal. Es resistente al agua y puede permanecer adherido a la piel durante 3-5 días seguidos sin alterar nuestro rango de movimiento.

El vendaje neuromuscular influye en músculos, tendones, ligamentos, articulaciones y sistema nervioso. Optimiza la circulación linfática y sanguínea para recuperar la capacidad de “autocuración” del cuerpo.

Existen diferentes medidas de cintas kinesiotape y también colores.

 

¿Qué significan los diferentes colores?

Aunque se tiende a decir que para gustos colores, y cada vez hay mas variedad donde eligir, en Occidente también se utilizan los principios de la Cromoterapia o terapia de los colores y la luz. Esta teoría se basa en que si los colores cálidos concentran la temperatura y los fríos la dispersan, cuando haga el vendaje utilizaré los cálidos por lesiones crónicas y los fríos en lesiones agudas.

Los colores más vendidos y utilizados son el rosa, negro, azul y beige.

 

Una ampolla es la respuesta de tu piel ante la constante fricción o a las quemaduras. Aunque tengas un buen calzado, es posible que aparezcan ocasionadas por usar la talla indebida de zapatos, por la piel, por los calcetines húmedos o por la actividad intensa.

Por lo tanto has de tener en cuenta estos consejos si quieres prevenirlas:

  1. Mantener siempre los pies secos: hay que evitar la sudoración y la humedad utilizando calzado de material transpirable, nada de plástico y nylon. En cuanto a los calcetines cambiar siempre que notemos que puedan estar mojados bien por el sudor o por humedad.
  2. Cambiar de calzado: no es bueno utilizar el mismo calzado durante varios días seguidos, los zapatos se han de ventilar y por ello se recomienda el uso en días alternos.
  3. Cuidado con los zapatos nuevos: procura no usarlos el primer día durante muchas horas seguidas, intenta ponerlos durante menos horas y luego incrementar para que vayan adaptándose a tus pies.
  4. Utiliza plantillas cómodas: podrás utilizar plantillas siempre que estas sean adecuadas y que proporcionen un mejor apoyo.
  5. Evita calzado incomodo, como tacón demasiado alto, chanclas demasiado sueltas, o aquellos que aprieten demasiado, pero sobre todo elige la talla que más se ajuste a tu pie.
  6. Mantén los calcetines y los zapatos libres de residuos.
  7. Cuando practiques senderismo o deportes donde se realice un esfuerzo extra, utiliza calzado y calcetines adecuados, usa botas de una talla adecuada y calcetines de material que absorba la humedad incluso dos pares para conseguir siempre que el pie esté seco.

 

Los dolores articulares o musculares son muy comunes en las personas que practican ejercicio físico o padecen ciertas enfermedades. La aplicación de frío y/o de calor calman el dolor y son una de las principales medidas no farmacológicas recomendadas para aliviarlo.

¿Cuándo aplicar el frío?

El frío gracias a su capacidad “antiinflamatoria” contribuye a disminuir la inflamación y a calmar el dolor, cuando ha habido un traumatismo, se puede aplicar para evitar el hematoma. o ante un dolor de cabeza,

No se ha de administrar frío a personas con problemas de circulación y sobre heridas abiertas o que no estén curadas.

 

 

¿Cuándo aplicar el calor?

Aplicar calor es muy recomendable para tratar el dolor de las articulaciones siempre que no sea debido a un traumatismo, además, acelera el drenaje de procesos infecciosos y relaja la musculatura contraída.

El calor alivia el dolor y los espasmos musculares.

No se recomienda utilizar el calor en heridas abiertas y durante las primeras 24 horas porque aumenta el flujo sanguíneo y favorece el sangrado

Hay que aplicar calor o frío durante períodos alternos de entre 15 y 20 minutos alrededor de dos horas.